Lo que vivimos y con quienes estamos nos conforman por dentro. Por eso vamos llevando grabada en nosotras/os la imagen de los lugares de misión a los que hemos sido enviadas/os.
Yo agradezco a las Ursulinas que me han acercado a las periferias, lugares donde no me siento capaz de ir sola, pero que en comunidad fue posible:
Los gitanos señalados por el barrio marginal donde han nacido, los inmigrantes subsaharianos que arriesgan su vida, y tantas veces la pierden, por llegar a Europa; los transeúntes con enfermedad mental; los indígenas de la Amazonía tan invisibilizados.
Y a mí, el contacto con todas esas personas, me ha hecho más libre porque me han llevado a mirar la realidad desde los últimos, que es la mirada de Dios.
Personalmente, tuve la suerte de poder participar en la primera escuela para líderes indígenas y agentes de pastoral que se celebró en El Coca en abril-mayo 2016 (“Escuela Regional para la Promoción, Defensa y Exigibilidad de los Derechos Humanos en la Panamazonía”), acompañando elcaso de Tundayme.
A partir del privilegio de acompañar a esta comunidad concreta que sufre el despojo a causa de la implementación de una mina a cielo abierto de cobre y de oro, me he adentrado en el profundo contenido de la Laudato Sí y en el compromiso concreto a la que ella lleva.
Concebir de modo integral todas las redes de vida del planeta (naturalmente integradas), es lo que se denomina ecología integral (exactamente esto, es la esencia de la sabiduría indígena). El clamor de la tierra y de los pobres es un mismo clamor.
La Laudato Sí nos llama a una conversión tanto personal como colectiva, lo que requiere de motivaciones profundas. La Laudato Sí propone que dicha motivación debe venir de las “diversas riquezas culturales de los pueblos”.
La Iglesia puede también aportar desde una espiritualidad integral.
El padre Augusto Zampini, del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, sugiere tres dimensiones:
1- Dimensión icónica.
2- Dimensión ritual.
3- Dimensión ascética.
1- De la mentalidad de dominio y explotación (cultura tecnológica: tecno-finanzas, tecno-agricultura, trabajo digital) que implica un antropocentrismo desviado, a promover una espiritualidad delcuidado mediante la dimensión icónica.
El icono es capaz de reconectar dos mundos desconectados: el cielo y la tierra, lo espiritual y lo material, la eternidad y el tiempo. La tierra misma posee esa capacidad icónica o mística. La Laudato Sí nos recuerda que encontrar a Dios en el corazón no está desconectado de encontrarlo en el más mínimo detalle de la creación (LS, 233), pues ésta es la riqueza de un mundo que es sacramento de comunión.
2- La rapidación nos impide estar atentos a la belleza delmundo. Precisamos recuperar nuestra capacidad humana contemplativa. Contemplares hacerde las cosas un templo.
La contemplación culmina en celebración, adentrando el misterio contemplado, viviendo su sacramentalidad desde dentro. Las celebraciones rituales nos conectan con el significado de la vida. A través de rituales, los individuos descubrimos nuestro origen común, nuestra pertenencia común y nuestro destino común. Los indígenas saben mucho de rituales, de celebración comunitaria. Todo ello nos habla de un tiempo vivido como don de Dios a ser vivido y celebrado, no como recurso a ser instrumentalizado.
3- El consumismo alimenta la ilusión de creer que somos más (mito delcrecimiento materialconstante e indefinido). Para salir de la trampa consumista, es preciso recobrar la sobriedad, la dimensión ascética de nuestra espiritualidad. La sobriedad es liberadora, enriquece elespíritu humano.
Las dimensiones contemplativas, rituales y ascéticas del ser humano no son patrimonio exclusivo de la espiritualidad cristiana, se encuentra presente en casi todas las espiritualidades religiosas.
El Papa, en la Laudato Sí, nos invita a mirar a las comunidades aborígenes, de las que tanto tenemos que aprender para esa conversión integral necesaria para la ecología integral.
La Iglesia se ha puesto en camino hacia el sínodo panamazónico de octubre 2019 mediante la convocatoria de asambleas de escucha a todo lo largo de las jurisdicciones eclesiales amazónicas.
Del17 al 19 de septiembre se celebró la asamblea territorial del vicariato de Zamora-Chinchipe.